Las Malas mañas se heredan

por Daniela Muñoz Solano
danielavms@gmail.com

Lo único cierto de una despedida es lo que queda tras ella.
La gente cambia y crece. Los aviones van y vienen, llevando sueños de aquí hacia allá y -si se tiene suerte- de vuelta. Pero los trozos de uno mismo que se quedan en el sitio en que se dice un hasta luego, son definitivamente los que más importan.
Los que definen.
Esta MalaCrianza, en tanto papel y letra, es el rastro de quienes por ella hemos pasado.
La personalidad de estas páginas es reflejo de las “malas costumbres” de quienes le dieron y le dan vida, quienes se han sentado mes a mes a escribir, revisar, diseñar y darle forma a este proyecto.
La Mala hereda sus particularidades de quienes han creído en ella como voz independiente, libre y sin censura; de quienes han construido en ella un espacio desde donde se puede gritar, soñar y hacer arte en libertad.
Este suplemento, es herencia también, de los que ya se nos fueron y de los que hoy se nos van.
A esta MalaCrianza decembrina le toca despedirse de William Eduarte, como editor, de quien hereda actitudes, colores y palabras.
Cerramos el 2009 en plena transición, de la nostalgia de las despedidas a las esperanzas con que se habitan nuevos espacios y países; a las fuerzas con que se enfrentan nuevos proyectos y luchas.
Porque las despedidas son siempre puntos de partida.
Porque despedirse para alzar vuelo, es también crecer.

La Mala de Diciembre

Por razones externas, La MalaCrianza de diciembre no se imprimió con el Semanario Universidad. Pero como no queremos quedarnos callados un mes entero, publicamos la versión en digital.

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